La
situación del Gobierno y del Partido
Popular está pasando de la insostenibilidad a la agonía. Tras unos largos meses
de embarazo, que el PP no ha podido
interrumpir y no por su ideología conservadora,
Bárcenas ha dado a luz un monstruo que ríete tú de la hidra de Lerna, la
de las siete cabezas. Y la criatura amenaza con devorar al Partido Popular
empezando por la cabeza y llegando hasta los mismos pies si se le deja hacerlo.
Y este parece que puede ser el final, si
la dirección del PP y el presidente del Gobierno continúan con su estrategia de
negarlo todo –aunque algunas cosas no – y esconderse por sistema.
El
embarazo de Bárcenas ha sido largo y feliz casi hasta el final. Y es que el extesorero
siempre esperó que hubiera intervención para no tener que dar a luz. Así nos
explicamos su chulería y gracejo sin par, sus peinetas y sus cenas y viajes de
lujo con foie y sauternes. En su mente estaban presentes las promesas de
intervención de Rajoy para librarle de la cárcel. Pero no ha podido ser así; por distintas
razones el problema se le ha ido de las manos al PP y Bárcenas se ha visto
obligado a parir a la bestia.
Con
toda la documentación que ha ido apareciendo y la que ya tiene en su poder el
juez Ruz –seguro que continúan apareciendo nuevas revelaciones - resulta ya claro para todos los españoles,
salvo para los más fieles peperos, cuya
adicción resulta ya fundamentalista, que el partido que sustenta al Gobierno y parte de los miembros del mismo, han estado
cobrando sobresueldos durante casi veinte años. Y que la sede del PP en Génova
13 era una oficina de recaudación y extorsión a empresas con reparto posterior
del botín obtenido.
Y que
nadie caiga en el fácil engaño de considerar que ese robo no le afecta. Las
empresas que accedían a la extorsión y daban “gentiles donaciones al PP”, muy por encima de
los 60.000 euros por año que permite la ley, recibían a cambio sustanciosos
contratos de obra pública u otras prebendas y en el coste final de las obras,
coste que pagaba el Estado –que somos todos- se incluían, con absoluta
seguridad esos “sobrecostes” que luego iban a parar en sobres a ser “sobresueldos”.
Y es que a los prebostes peperos, con cargo estatal o no, no les resultaba
suficiente el sueldo que recibían, sino que tenían que complementarlo. Y esto deben entenderlo todos los españoles,
estos prebostes no podían vivir por debajo de sus posibilidades.
Esta
conducta es inmoral y en los casos en que los cargos del PP cobraban sueldos de
la Administración es delincuente. Rajoy,
Cascos, Acebes, Rato, Mayor Oreja… todos ellos y alguno más están en éste caso.
Delitos que ya han prescrito pero que en todo caso demuestran la catadura moral
de éstos que gobiernan y nos dicen que hemos vivido por encima de nuestras
posibilidades, que tenemos que apretarnos el cinturón y volvérnoslo a apretar
para que el país vaya bien. Ellos están exentos de apretarse el cinturón o como
hiciera Fraga, llevan tirantes.
Pero
además de “complementar” los sueldos de sus directivos –llamémoslos así, ya que
el PP ha demostrado ser una empresa con afán de lucro- los dineros obtenidos
con métodos mafiosos pagaban otras actividades también oscuras. Entre ellas costes electorales “extra”, abogados, como por ejemplo los que defendían a
Bárcenas, -surrealista que a la vez el PP fuera acusación particular- o los que defendieron a los cargos militares
acusados en la catástrofe del Yak 42.
Desde
los comienzos del caso Gürtel, que luego abrió el caso Bárcenas, el PP ha
seguido la estrategia de negarlo todo y callar sin actuar. Y ahora es víctima
de esa estrategia que se está demostrando nefasta y que amenaza con llevarse al
partido por delante si no actúan.
A la
hidra nacida de Bárcenas ya no la va a poder matar nadie si no es con la verdad
y actuando con contundencia. De cualquier cabeza que se corta con alguna
mentira nace otra nueva. Y las apariciones de Floriano, Cospedal , Pons o algún
otro, con declaraciones absurdas y que siguen el mismo guion de “todo es
mentira y Rajoy es el más honesto de los hombres”, son ya chistes que causan la hilaridad o
indignación de la mayoría de los españoles. Para qué hablar de cuando sale el
ínclito Mariano en una pantalla de plasma o contestando a un medio afín leyendo
un papelito.
El
problema radica en que para cuando la Justicia diga algo habrá pasado esta
legislatura y tal vez la siguiente. Y es que si todo se centra en los juzgados el
Partido Popular tiene las suficientes herramientas y dinero para dilatar,
anular o silenciar todo lo que quiera. Y entonces se jugará con la presunción de inocencia y en
la ausencia de condenas judiciales, hasta hacernos vomitar. Muchos de los
delitos están prescritos y otros son casos que sólo vulneran la ética y la
moral que debieran tener nuestros gobernantes y que están ayunos de ellas.
No todo
el PP está sucio y los que no han recibido dinero, bien porque no han querido,
bien porque no se les ha ofrecido, están pidiendo que se depuren
responsabilidades y que si hay que sustituir a Rajoy se haga lo más rápido
posible. Las intervenciones de Esperanza Aguirre y de Vidal Cuadras van en ese
sentido. La militancia sigue callada
ante los desmanes de sus directivos y el PP vasco, que tendría que estar “tomando
la Bastilla” lleva unas semanas
contemporizando con Rajoy. Es decir, que
a lo sumo y si la hidra sigue sin control puede llegar una sustitución de Rajoy,
pero nunca unas elecciones anticipadas. Los barones peperos no quieren perder
sus feudos y van a hacer todo lo posible para que esto no suceda.
El PSOE
por su parte continúa con su estrategia plana, centrada en el Parlamento y sin
querer sacar “los pies del tiesto”. Es la estrategia de Rubalcaba. La
estrategia de ganar tiempo, de seguir desgastando al PP y al Gobierno e intentar
ganar las próximas elecciones dentro de algo más de dos años. Sabe Rubalcaba
que su candidatura no ilusiona ni a los españoles ni a los propios socialistas,
que tiene un complicado debate con el PSC y que continúa sin levantar en las
encuestas. Por eso quiere ganar tiempo y prefiere una sustitución ordenada de
Rajoy que correr el albur de ir a unas elecciones generales anticipadas.
Es decir,
los dos partidos mayoritarios miran, como siempre, por sus intereses como partidos y no por los del
país, que es el interés de todos los españoles.
Saben que si hay elecciones ahora, ninguno de los dos obtendrá mayoría
absoluta y que se avecina una fragmentación del Parlamento con los escaños
mucho más repartidos, una subida de los partidos nacionalistas –salvo CiU,
también pringado hasta las cejas- , de partidos ecologistas como Equo y de
Izquierda Unida. Se podrá escuchar que en la situación actual unas elecciones
anticipadas no interesan, que los poderes financieros internacionales quieren
estabilidad y seguir por el camino de las reformas pepero, que se puede caer en
una situación de desgobierno perjudicial para España. Todo son milongas
interesadas lanzadas por los de siempre.
En la
situación de crisis estancada en la que nos encontramos no necesitamos un
gobierno corrupto, deslegitimado y sin la confianza de los españoles, sino un
nuevo proyecto ilusionante, creíble y con el que poder afrontar el largo y duro
camino que aún tenemos que recorrer. Tenemos que salir de donde estamos y no va a
ser el PP quien lo haga.
Pero
por desgracia, y esto es algo que habrá que arreglar sin tardanza, el pueblo
español carece de instrumentos para controlar la voluntad de los partidos y
para poder forzar cambios que éstos no deseen. Los votos de noviembre de 2011
ya no son legítimos, y el mayor indicativo de esta realidad es que el PP se
esfuerza en hablar de legitimidad democrática todos los días. El Gobierno que
padecemos carece de cualquier legitimidad después de todo lo que ha hecho el
partido que le sustenta y más aún para
llevar adelante todos los cambios que están haciendo. Pero aunque todos
nosotros estemos de acuerdo en ello no podemos hacer nada, al menos por los
cauces parlamentarios y legales actuales. Sólo votar cada cuatro años.
Si a la
situación de crisis económica, con el paro, la pobreza, los desahucios, la subida de impuestos y el descontento general, le unimos los
escándalos económicos de un partido que ha defraudado al país, con una
corrupción sistematizada desde hace veinte años, el cóctel puede ser explosivo
una vez pase el verano. Porque a pesar de lo que intenta el PP, la hidra parida
por Bárcenas va a seguir viva y devorándole mientras no tome medidas
contundentes.
Si el
PP quiere salir de la agónica situación en la que se encuentra y no morir en el
intento, deberá realizar una limpia sistemática en el partido, exigiendo
responsabilidades públicas, conocimiento de toda la verdad y denunciando a los
responsables del latrocinio. Y si ese camino es una nueva travesía del desierto
lo tendrá que hacer por el bien del país al que dice que ama tanto. Necesitamos
un partido más democrático y en el que la militancia pueda elegir a los líderes
que necesitará, sin duda, para lo que se le avecina.
Por su
parte, el PSOE debe hacer casi lo mismo, limpiando las viejas estructuras del
aparato que se han convertido en una rémora y cambiar el proyecto gris y plano actual, por
un modelo más ilusionante y que de paso a nuevas caras que consigan mover al electorado.
Ambos partidos
tienen que propiciar un cambio en la Ley Electoral que proporcione garantías de
limpieza y trasparencia en el funcionamiento de los partidos, permita exigir
responsabilidades en casos como el actual y que puedan crearse verdaderos instrumentos
independientes de control. Las listas
abiertas y el cambio de la ley de proporcionalidad son otras de las exigencias de la sociedad. Al
igual que pide que los partidos dejen de meter mano en la Justicia poniendo a
jueces afines en sus diferentes estructuras.
Y en
lontananza habrá que debatir el modelo de estado que deseamos ser y si queremos
seguir respetando la herencia franquista de la monarquía o queremos evolucionar
hacia otro sistema. Las crisis es lo que tienen, traen cambios y no sólo en
Sanidad o Educación.
Eduardo
Lizarraga
Manzanares
el Real, julio 2013