sábado, 23 de julio de 2016

Agencia inmobiliaria ¿sí o no?



A casi todos nos llega el día en que compramos o vendemos una casa y ante esa tesitura hay distintas formas de enfrentarnos a la situación. Dejando aparte si queremos dos o tres habitaciones, ático, adosado o los más pudientes, chaletón en la Moraleja,  la primera duda que se nos plantea es si nos enfrentamos a la búsqueda del tesoro solos o buscamos la ayuda de un intermediador inmobiliario.

Las estadística dicen que los españoles no se arredran ante las dificultades del mercado inmobiliario y a diferencia de otros países como Estados Unidos o Canadá, casi un 60% venden o compran la casa por su cuenta. Internet, las redes sociales y los portales inmobiliarios gratuitos, están facilitando mucho esta opción, que antes  se encarecía sobremanera con los anuncios en prensa.

Y es que a la hora de vender nuestro piso o pisito, se abre la ventanilla de pagos y todos trincan…Montoro, que a pesar de lo que diga no somos todos, el notario, la gestoría,  el impuesto municipal, gastos registrales de cancelación de hipoteca…todos ellos son ineludibles. Y por toda la retahíla de pagos  y por  la considerable depreciación en el valor de las propiedades, que se estima en una media del 36% en estos momentos,  frente al  valor que tenía en el 2007, el ahorro de entre el 3 y el 7% del intermediador inmobiliario nos parece casi obligado. Porque llega a parecer que de la venta de la casa, pagada con nuestros mil sudores y esfuerzos, todos ganan menos nosotros.

Cuestión aparte es la mala fama que se está ganado el sector de las agencias inmobiliarias por la excelsa labor de unos pocos desaprensivos que practican con saña el viejo refrán “ave de paso, cañazo”.  Y el problema se ha agudizado desde la liberalización de un sector, con mucho dinero en juego y al que pueden acceder personas con poca o ninguna preparación.  Personas  que no se acogen a ningún código ético, ya que no pertenecen a colegio profesional alguno y que en algunos casos parecen vendedores de zapatos.

Lo cierto es que el intermediador inmobiliario realiza una labor por la que cobra unos honorarios. Y que en la mayoría de los casos se ganan el dinero con profesionalidad, dedicación e invirtiendo sus recursos, para que la venta de nuestra propiedad llegue a buen fin, en el menor tiempo posible. Y que los servicios que ofrecen, cuando son correctos, pueden valer esos 3 ó 4.000 euros que nos piden.

Son muchos los vendedores o compradores que se dirigen a nosotros, al portal WWW.AQUIMICASA.NET pidiendo asesoramiento a la hora de elegir una buena inmobiliaria, aunque también son muchos, sin duda más, los que llegan escaldados por malas experiencias.  A los primeros les decimos siempre lo mismo, que busquen un intermediador inmobiliario de su barrio, al que si puede ser conozcan, que esté tras su escaparate desde antes de la crisis y que disponga de los conocimientos suficientes para llevar la operación que nos interesa a buen fin. Y para demostrar estos conocimientos, a falta de un examen que le hagamos, nos puede servir su titulación o pertenencia a determinados colegios profesionales. A los segundos,  que la mayor parte de las agencias inmobiliarias funcionan bien y que la venta por cuenta propia requiere esfuerzos y sinsabores.

A partir de aquí la siguiente pregunta oscila entre ¿y cuánto me pueden cobrar? o ¿qué tipo de contrato firmo?. También somos claro en la respuesta; para la primera no existen tarifas oficiales y la comisión que nos cobren dependerá en unos casos de la bonhomía del vendedor , o de la comunidad autónoma o zona en la que estemos, cuando no de la cara de panoli que nos vean. Pero más de un 3% nos parece un abuso. Y es que los costes de las inmobiliarias han bajado mucho, sobre todo en las de nuevo cuño,  desde lo que  se ahorran en los contratos de los vendedores  o agentes–todos con mercantil y la cuota de autónomos por su cuenta- , hasta en los costes publicitarios y de promoción que han descendido desde la generalización de internet, los portales inmobiliarios y las redes sociales.

No quiero dejar pasar la ocasión de comentar el caso de una franquicia, muy nombrada, que cobra a los comerciales 100 euros al mes por luchar bajo su bandera, que no lleva las barras y estrellas, pero tiene los mismos colores.

Y en cuanto al tipo de contrato también nuestro consejo es claro: NO FIRMAR NINGÚN MANDATO DE VENTA EN EXCLUSIVA y consultar con un abogado, portal asesor  o especialista el documento que nos presenten –la picaresca llega a no proporcionar una copia previa de lo que se va a firmar o impedir que el “papelín” salga de la oficina- que las prisas no son buenas y menos en cuestiones de dinero. A fin y al cabo el mayor número de reclamaciones, tanto de vendedores, compradores y agencias inmobiliarias que termina en los juzgados, viene por las exclusivas, los mandatos de venta y las comisiones poco claras.

Cuestión aparte es la última moda entre determinadas franquicias inmobiliarias, que están en la boca de todos,  y que ante la disminución de las comisiones, por la situación de baja en el sector,  se han lanzado a obtener dinero tanto del vendedor, como del comprador, duplicando así la comisión por operación. Por eso al comprador también le aconsejamos que no firme ningún documento que no entienda y que, por supuesto, no entregue ninguna cantidad a cuenta para “demostrar interés y pasar delante de otros interesados”.  Que se están cobrando cuotas de 3.000 euros por éste concepto y que con estos dineros entregados –no se sabe muy bien a quién y bajo qué epígrafe- que se dejan como señal , pero parecen luego un contrato de arras, nos atan a una operación que puede ser que al final no nos interese, y que nos cueste recuperar, cuando no los perdamos.

Lo dicho, vender una casa no es una operación de 1000 o 2000 euros y que si no dejamos que a nuestro coche lo toque cualquier desaprensivo,  aún más cuidado debemos tener con una compraventa que nos puede salir cara. Si optamos por una agencia, por comodidad, seguridad y profesionalidad,  meditar bien cual sea, no dar exclusiva a nadie, no dar la venta a más de una inmobiliaria y quedarnos siempre la opción de poder vender el activo por nuestra cuenta sin penalización alguna.  Más vale prevenir que terminar en los juzgados.

Eduardo Lizarraga/Periodista
www.aquimicasa.net