Ha
pasado ya algo más de un año desde que Mariano Rajoy se hiciera con el Gobierno
de España. Y hasta los más acérrimos peperos –que no estén chupando del bote-
deberán reconocer que ha sido, con mucho, el peor año desde la llegada de la
democracia. La situación actual, en muchos aspectos, nos recuerda a lejanos
años franquistas, por la pérdida de derechos y libertades. Y todo esto sólo ha sido en un año; nos quedan
tres, si nuestra paciencia no se agota y le ponemos remedio antes.
Llegó
Rajoy, a esta situación de presidente del gobierno, después de un equivocado segundo mal Gobierno del PSOE de
Zapatero, que no se llegó a creer la crisis en la que nos estábamos metiendo. Y
fruto de esa incredulidad fue el no
tomar las medidas adecuadas en su momento e ir a remolque de la situación y con
la iniciativa perdida, lo que acarreó una terrible sensación de barco sin
gobierno.
No lo
tuvo difícil el gallego, que tras un año de acoso y derribo al gobierno
socialista, apoyándose en la Iglesia, en las “víctimas” y en todos los poderes
fácticos que fueron cobijándose bajo su bandera, realizó una campaña que podrá
pasar a la historia política del país por ser la más mentirosa de todas las que
se han realizado. Y ese Guiness no es nada fácil, que tenemos grandes
campeones.
Para
ganar las elecciones, con contundencia, necesitaba Mariano varias cosas que se lo
pusieran fácil; la primera y más importante que enfrente no hubiera nadie, y eso se lo puso en bandeja un PSOE
desdibujado, con graves conflictos internos y un gran desánimo en sus bases. Para qué hablar
de esos votantes, bailadores de yenka, a
los que lo mismo les da votar al de delante, al de atrás, que al de la izquierda
o al de la derecha. Son un claro
producto de falta de raigambre democrática y de conocimiento político; pero con
escasos 35 años de democracia tampoco se puede pedir más.
Por
supuesto que necesitaba votantes. Y a ello se dedicó en cuerpo y alma prometiendo
a cada colectivo lo que su Gobierno iba a hacer por ellos. Subiré las
pensiones, no tocaré el IVA, ni el IRPF, mantendré los sueldos, crearé
tropocientos mil puestos de trabajo, bajaré la luz, respetaré vuestros
derechos, no habrá copago, mantendré la educación… Para un político en España, mentir
es barato y además luego no pasa nada si incumples. Y no hay nadie más crédulo que
el hombre asustado que quiere creer.
También
necesitaba Mariano recursos y apoyos de
peso económico y poder, y como éstos no
son tan fáciles de contentar les tuvo que prometer muchas cosas si llegaba a la
Moncloa; y éstas si que tenía que cumplirlas que, con determinadas mafias, mejor andarse con cuidado. A los de mitra y sotana seguir
con la exención de impuestos –no creo que otro gobierno en la tesitura actual
lo hubiera consentido- ; vuelta de la asignatura de religión que, no olvidemos,
reporta unos buenos ingresos; y su
quesito asegurado en la Educación privada. Otras cosas más filosóficas de
matrimonios homosexuales, de leyes de aborto, crucifijos y otras vainas, no eran
tan importantes.
El grupo
del dinero, que ya sabía muy bien a qué tipo de crisis estábamos marchando y no
quería que les sucediera como a sus primos yanquis, abocados a la quiebra, o a
los islandeses, respondiendo en los tribunales, le pidió dinero público para el
rescate e impunidad en las actuaciones realizadas. Y por supuesto salvar el
negocio de veleidades izquierdistas, como cambios en la Leyes que les beneficiaban. Y además, poder seguir marcando sus comisiones en un mercado controlado por ellos;
seguridad para desahuciar a 500.000 familias españolas –por ahora- sin que se montara una
revolución, con quema de entidades bancarias y picota para los consejeros…
Las
eléctricas, que desde la época del gobierno de Aznar tenían metido el gol del “déficit
de tarifa” han visto que es un buen momento para incrementar sus dineritos
dejando éste déficit a cero. Porque desde luego que ni Rajoy ni nadie iban a
tragar con un cese de la moratoria nuclear, y menos bajar las exigentes medidas
de seguridad que convierten en poco rentables la mayoría de las centrales ¡con
la que estaba cayendo desde Fukushima! Y así tenemos ya la energía más cara de Europa,
sin contar con las nuevas subidas previstas para enero y que dejarán sin
calefacción, en pleno invierno, a un
buen número de españoles.
El
apoyo de la CEOE fue fácil de obtener con la promesa de una nueva legislación
laboral que les permitiera despedir barato. A cambio ellos se comprometían a
crear puestos de trabajo. ¿Qué era mentira? Ya; creo que ambos interlocutores
lo sabían y en todo caso si quien roba a un ladrón tiene…quien miente a un
mentiroso, pues lo mismo. Disminuir los
impuestos a las grandes empresas, amnistiar a los defraudadores, no saber lo que son las SICAVs, no perseguir a
los evasores…un amplio elenco de medidas que no ha beneficiado al tejido
empresarial para hacerlo más fuerte ni potenciar su expansión, sino que ha
permitido que los que controlan las empresas
se hagan más ricos. Claro está, que tanto despido a bajo precio ha traído
consigo un agravamiento de la situación económica, aumento de los impagos y
disminución del consumo. Así es que muchos empresarios, de esos de postín y
papel couché, como era su presidente, Gerardo Díaz Ferrán, gran amigo de
Esperanza Aguirre, y al que ahora tengo como vecino en Soto del Real, han
optado por sacar el dinero de España y esperar a que escampe. Seguro que luego
podrán invertir de nuevo en el país, pero más seguro y a mucho menos precio. Y si se ha quedado gente en el camino, pues
les da igual. Eso sí, que nadie se queje de su patrioterismo de verbo fácil y
solapa adornada.
Y para
dar de ganar a los suyos –que no están a su lado ni por la ideología tontuna
que tiene, ni por que les guste su graciosa forma de hablar- y aprovechando el
momento de confusión de la crisis, se ha empeñado el hombre en desmontar el
estado social que reconoce la Constitución, fragmentarlo y dárselo a empresas y
grupos muy cercanos a sus amigos y parientes, para que hagan negocio. Así,
Educación y Sanidad, construidas con el dinero de todos, irán a parar a manos
privadas para que exploten el negocio y se lleven los beneficios. No hace falta ser un Merlín para darse cuenta
quiénes están en los Consejos de Administración de Capio, Ribera Salud y
Quirón. Eso sí, el dinero lo ponen grupos inversores de capital riesgo
holandeses e ingleses, que quieren grandes beneficios. El intercambio de
puestos y cargos entre estas empresas y la Comunidad de Madrid es escandaloso. Un Director General de Hospitales de Madrid en
activo y dos Ex Consejeros de Salud.
Es preciso
llamar la atención que todo este proceso se está desarrollando con fuerza en las
CC.AA. en las que el PP lleva en el gobierno muchos años: Madrid y Valencia.
Aunque Cospedal no quiere perder comba y se ha propuesto igualar en la
carrera a Castilla la Mancha. No en vano hay voces que relacionan a su marido,
Ignacio López del Hierro, con la empresa Capio.
Desmontado
el negocio de la construcción parece que el negocio sanitario es lo único que
le quedaba al país. Al menos de momento, porque si prospera la nueva Ley de
Costas seguro que tenemos otra vez mucho terreno en “primera línea de playa”
para vender propiedades a rusos y chinos. Ya veremos quiénes son los que hacen
negocio a costa de nuestros recursos naturales y de las playas de todos. Y es
que ni el medio ambiente ni la sostenibilidad han estado jamás en el imaginario
del PP, que los ha considerado ramplones
y de izquierdas.
Durante
este primer año de destrucción masiva, el ya previsible gallego –todo lo que diga es
mentira- se ha desdicho de todo lo que
aseguró durante su campaña y amplia precampaña. Así, ha subido el IRPF, el IVA
y las tasas judiciales. Ha dado amnistía fiscal, rescatado a la banca con
nuestro dinero, abaratado el despido, recortado los sueldos de los funcionarios,
las pensiones, la sanidad, la educación…Dijo
que no se quejaría de la herencia recibida y no hace otra cosa que
hacerlo. La semana que viene habrá otra
cosa que añadir a la lista, aunque pensándolo un poco creo que ya no le queda
nada.
Habló
Mariano mucho durante el 2011 de la importancia del consenso. De lo importante
que era y que estaba en las maneras del
buen gobernante el buscarlo. Y desde luego que ha conseguido un amplio
consenso, pero en su contra. Todas las organizaciones del personal sanitario,
desde los médicos, a los ATS, a los administrativos y a los gestores. Todas las
organizaciones de educación, maestros, estudiantes, catedráticos, padres…todos
contra los recortes. Todas las organizaciones de jueces, fiscales y abogados;
las de derechas, las de centro, las de izquierdas…todos contra Gallardón y su
manera de ver la Ley y la jurisprudencia; todos contra las tasas judiciales. Para
qué hablar de sindicatos, grupos y asociaciones sociales. Es un hecho que no
había ocurrido nunca antes. Es el consenso de Mariano.
Tampoco
en lo que es el diálogo se está luciendo lo más mínimo. Ni tan siquiera en el diálogo parlamentario; ya que si el
Senado parecía un ente vacío de trascendencia, Mariano y sus 28 decretos ley han logrado que el
Parlamento parezca algo similar. Podría dar vacaciones a los diputados que todo
seguiría igual. Y hubo algún ilustre ministro quejoso de que el 15M quisiera
secuestrar la voluntad popular ¡Es el colmo de la desfachatez! Rajoy y su Gabinete han conseguido que la
sociedad esté empezando a ver la gigantesca mentira que significa nuestro
sistema político tal y como está en la actualidad y que entiendan que la
solución de sus problemas no está ya en el Parlamento, si es que alguna vez la
estuvo.
Parecería
imposible que el año que está llegando pueda ser peor que el que se marcha.
Pues no lo dudemos ni un momento, Mariano y sus muchachos están dispuestos a
lograrlo. Y todos pagaremos sus logros, siendo más pobres y menos libres que el
año anterior. Y si queremos protestar,
encontraremos a más policía en las calles con unas porras más grandes y
necesitaremos más dinero en los juzgados. Es la palocracia del PP.
De verdad, de verdad, creo que los que le votaron deberían ponerse una capucha para no ser reconocidos y
penitenciarse un poquito en la plaza pública con un cartel: “Votante
arrepentido del PP”. Seguro que encontraban a alguien que les ayudara. Y mientras tanto, paciencia, más paciencia,
hasta que se nos agote y alguien nos
diga ¡hasta cuando vais a aguantar! y salgamos todos a las calles, a una,
gritando ¡se acabó!
Eduardo
Lizarraga
Manzanares
el Real , diciembre 2012